Paz-ciencia.

No entiendo nada de nada, no puedo ordenar las ideas enmarañadas en mi cabeza.
Cada vez que cierro los ojos se me viene el mundo encima, siento los rebotes de mi pierna ansiosa durante toda la mañana, siento mi espalda curvada esperando colectivos, siento la nuca vacía, fría, azotada por el viento, siento fluir con comodidad a la sangre en mis piernas por primera vez en todo el día.
¿Cómo no caer en un profundo sueño? ¿Cómo no dormir, un rato o para siempre? ¿Como evitar tener ganas de perecer en la negrura abismal del ensueño, donde no se siente nada ni se piensa en nada? Despierta me duele el alma y el cuerpo no se detiene. Con los ojos cerrados me duele el cuerpo y a la mente le cuesta detenerse. Dormida... Sí, dormida parece ser la solución, dormida sólo vivo lo que sueño, no siento, arriesgo y no pierdo. ¿Qué puede pasar, si sólo es mi mundo de deseos reprimidos? ¿Quién me va a recriminar que hice algo mal en mis propios sueños? ¿Por qué la vida no puede ser así, que tengo que andar cuidándome de lo que dicen, lo que ven y lo que hago con mi vida?
Tengo ganas. No sé bien de qué, sólo sé que para saciarlas falta mucho. No aguanto más este año de mi vida, me están ahogando las cosas que tengo guardadas. Necesito que pase tiempo, olvidar, dejar ser, que fluyan ciertas cosas hasta desintegrarse. Que no me persigan más los recuerdos de un pasado para nada lejano, del que me arrepiento desde el fondo de mis entrañas, por haber perdido el tiempo, por haberme mentido, por haberme sometido, por haberme atado. Ya no más. Ahora sólo me queda la culpa de haberme hecho tanto daño.
Es cuestión de esperar, de tenerle paciencia a la vida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario