Que ciertas cosas me pisan los talones, supongo que será verdad.
Será verdad también que el tiempo me consume como yo consumo cigarrillos y podría ser verdad que también me consumo entre los dedos de alguien. 
Será verdad que el futuro que ya me huelo, palpo y siento en realidad ya es mi presente porque sucede a cada instante. ¿Cómo explicarlo? Es mirar al horizonte sin darte cuenta de que ya estás parada en otro horizonte. Es correr tras el viento sin percibir que él está adelante, al lado y por detrás. Simplemente es y será. Y las burdas preguntas de quienes se crean existencialistas quedarán fácilmente ahogadas en el pensamiento abstracto de un bicho o animal o persona de instinto, salvaje, ¡que vive, carajo! porque no hay mañana te digo, no hay nada.
Vivimos afiebrados, como el suelo que llenamos de cemento. Lo recubrimos de esa coraza idiota como nos recubrimos a nosotros mismos. Nos alejamos del contacto, nos atrofiamos los sentidos.
Hay que renovar. Destruir, volver a crear.
Despertarse y repensar. Oler y beber el ritmo de los días y las noches. Abrazarse a lo que respira y no a lo que habla nuestro mismo idioma.

The big dream.


Yo no quiero que te desangres por mí. Quiero estar cuando sangres. 
No quiero llevarte el desayuno a la cama, quiero que me desayunes todas las mañanas.
No quiero que dejes de fumar, quiero que me consumas a mí también, que me saborees con la boca y la nariz, que me hagas rodar entre tus dedos y me dejes hecha cenizas. 
Del caos surgen nuevas creaciones: Quiero que me destruyas y me reconstruyas. No sólo quiero que acabes, sino que quiero que vuelvas a empezar.
Quiero estrujarme la cabeza, quiero escurrirla para ver si gotean algunas palabras, porque ya me cansé de escribir, me cansé de escribirte pero quiero que me leas. Quiero que me repases línea por línea, quiero que leas cada renglón que escribo y describo, quiero que huelas el olor a libro entre mis páginas, quiero que roces con tu dedo cada verso y marques lo que más te gusta en donde más te guste.
No quiero llorar más, en serio, no quiero. Quiero estar con vos. No quiero dar vueltas ni subir y bajar a cada rato. Me basta con hablar con vos para evitar esas cosas. No quiero que me cueste dormir, quiero dormir como cuando estoy con vos: de forma profunda, entera, suave, caliente. No quiero tomar café para mantenerme despierta, quiero que me despiertes. Quiero que me obligues a escuchar música y me incites a pensar. Quiero que me enseñes a mantenerme callada y quiero enseñarte a hablar más. Quiero fluir entre tus venas y besarte de adentro hacia afuera.
Y no quiero apreciarme, ni tener un ego que rebalse, no me interesa. No me interesa sentir nada por mí, solo me interesa ser. Pero a veces se me escapan algunas cosas, ideas se meten en mi cabeza y me hacen pensar que debería estar agradecida u orgullosa por tenerte. No: yo no te tengo, no te poseo, simplemente te volviste una parte mía con el tiempo. Yo no amo esta relación, el ente que crece a costa nuestro. Yo te amo a vos, como sos: devorador, abrasador, creativo. Humano, muy humano.