acá y allá

acá en el medio siempre queda algo por decir
siempre hay algo más para decir
salvo
salvo cuando se clava ahí
salvo cuando duele

cuando duele no se habla

cuando duele, el silencio se vuelve un mejor amigo
una compañía abrazante
                      alucinante.

El nudo al desnudo.

Tengo un nudo. No, no está en la garganta. Tengo un nudo que todavía no ubico. A veces me pesa en la cabeza. Otras, en el pecho. Siempre se manifiesta un poco en mis rodillas y en mis ojos también. Me pone rígida y me nubla.
Tampoco sé de qué está hecho. Puede ser que de palabras, simples palabras que no significan nada y que, sin embargo, están ahí. Quizás se compone de una mezcla entre malos entendidos y malas intenciones. Quizás se me formó por culpa. Quizás por pena.
El nudo me trae, primeramente, mucha confusión. No entiendo bien qué estoy haciendo, no tengo idea qué es lo que voy a hacer y, de hecho, hay veces en que me cuesta conectar oraciones y hablar con coherencia. Por otro lado, me obliga a escupir agua por los ojos estúpidamente, como si doliera. Quizás me trae dolor, pero no literal. Me tensa un poco y me marea pero no me duele. Duele adentro, en ese adentro que no sabés dónde está. Me duele en el alma, si es que existe. Me duele cuando se mueve por adentro de mis venas y por entre mi masa encefálica, por mi médula espinal, cuando intenta salir por mis poros o por mi garganta. Pero siempre se queda trabado y vuelve adentro. Es frustrante. Siempre las cosas frustrantes me hacen llorar.
Me está matando. Dicen que hay cosas que aceleran el proceso de este tipo de destrucción, desde adentro hacia afuera. Una, dicen, son las preguntas, los cuestionamientos ajenos y constantes sobre lo que el afectado dice y piensa y hace. Otra, son las opiniones públicas acerca del nudo, acerca del afectado, acerca de la relación del nudo con el afectado e incluso de todos y cada uno de los factores que pueda llegar a componer el nudo. Porque, el nudo, por más incómodo u odiado que sea, es algo propio, íntimo y que debe quedarse en uno. Compartir el nudo es enfermar a alguien más.

Me lo quiero sacar, pero de eso ya no sé tanto como sé de nudos.

De no entender.

¿De qué se trata? Es fácil. Se trata de encontrarle buen sabor al aliento de mate mezclado con cigarrillo. Se trata de que ese olor se te vuelva un perfume incandescente en la boca y te den ganas de absorberlo todo el tiempo, como un remedio de asmático, como un saque de merca para un duro como Johnny Bravo (Johnny toma pala, me dijeron). Se trata de quedarse tardes mirando el techo, riendo, buscando figures entre las manchas de la madera, hasta que un día, de repente, entre charlas y carcajadas y esas cosas que surgen solas, ya no estás mirando el techo, estás haciendo el amor (quizás mirás el techo mientras hacés el amor y te acordás de aquellas tardes y ahí está, te nace un cariño profundo como tu mente y te morís de ternura y no entendés nada. De eso se trata).
Se trata de que pasen los meses pero no sepas cuántos. De que sientas que están juntos desde siempre y que nadie existió antes de eso y de que mires para atrás y no hayan pasado ni seis meses y digas "¡la puta que me parió, yo ya me quiero mudar y tener un gatito!" y de que no entiendas cómo mierda pasó, ni qué mierda ni cuándo mierda y todo es una mierda menos todo esto porque no para de ser cada vez mejor y otra vez no entendés por qué no bajás de golpe como siempre te pasó, como una paloma que va a cientochenta kilómetros por hora y se la da contra un vidrio y se descogota y vos ahí en una vorágine de amor que no entendés pero que está re buena y que no deja de mejorar a cada momento. Y se trata de eso, del miedo que te produce no saber cuándo vas a pisar el palito, cuándo te vas a caer por el negro abismo, cuándo va a haber una frenada y vas a salir volando por el parabrisas. 
Se trata de esa sensación de que se te consume la individualidad y que ya no sos para vos. Así de feo. Así de lindo. Sos para vos y para el amor, la libertad, la paz. Sos para vos y para el otro, que te representa todo eso. De eso se trata, que te represente. Que te represente a vos y a todo lo que siempre quisiste que otra persona te dé.