Esas cosas que uno no se atreve a preguntar.

¿Creés en el amor? ¿Alguna vez te enamoraste? ¿Qué es lo que más te duele de todas las cosas que te pasaron en la vida?
¿Te quisiste morir alguna vez?
¿Sos fóbico a algo? ¿Te gusta mentir? ¿Te hace sentir poderoso que otro se enamore de vos? ¿Te gusta, te sube el autoestima saber que hay alguien que te otorga su cariño? 
¿Te queda más cómodo el papel de víctima o de victimario?

Yo no creo en el amor. Creo en la acumulación: comienza con una sonrisa, una mirada, luego un roce fugaz, charlas eternas, un beso, caricias, sexo, dormir, reírse sin parar, compartir un disco o una película, un té o un viaje. Y de repente se genera una amistad con alguien que poseyó tu cuerpo, inundó tu mente y te plasmó otro panorama. Y de repente eso se llama amor porque así le puso alguien un día. Y de repente la gente se cansa, se aburre, conoce a alguien más acorde a su estado de ánimo del momento. Y de repente soledad otra vez. Pero prefiero la soledad a la mediocridad de los que están juntos por costumbre.
Yo no sé si me enamoré. No tengo idea, pero si no creo en el amor no sé si puedo creer en el enamoramiento. Sólo sé que tuve mis acumulaciones de cosas. Me dijeron que era amor. Me pintaron que era amor, pero ni idea. Yo sólo acumulé y vi cómo se terminó, de repente. Como siempre, como todo. Como yo. (Porque yo empiezo y me termino de repente. ¿Vieron que en la vida siempre una persona que viene y va, que está latente pero nunca está al lado, que está como esperando sin esperar nada? Bueno, esa fantasma en la vida de los otros soy yo).
De todo lo que me pasó en la vida lo que más me duele es que mi abuelo no esté. Y si vamos a seguir hablando de la temática "amor", lo que más me dolió fue la mentira. Cosa que no soporto, que no puedo tolerar. No se miente, no se dice lo que no se siente, no se hace mal al otro. No se hace.
Siempre me quiero morir pero también quiero resucitar. Y como morirme puedo pero resucitar no sé, nunca pruebo.
Soy fóbica al "amor". Otra vez. No le creo nada a esa palabra desvencijada. 
No me gusta mentir. "No hagas lo que no te gustaría que te hagan". Me lo enseñaron en el arenero del jardín, lo aprendí bien.
No me gusta que la gente crea que se enamoró de mí, porque siento que no sabe nada. El que se enamora de mí es porque no me conoce. El que me conoce no se enamora, y si me conoce y se enamora es un tonto que cree en el "amor". Yo ya dije que no creo en eso. Y no, no me sube la autoestima ser parte de la acumulación de otro.
Siempre me quedó mejor el papel de víctima. Soy una hija de puta no reconocida, escondo bien todos mis errores, pero resalto los de los demás para conmigo: que tengan una idea, que sepan, que se den cuenta que todo lo que piensan, hacen y dicen está mal. Yo también hago y digo mal. Todos estamos equivocados. Nadie entiende nada. Creemos que sí pero eso es parte de las mentiras que nos decimos todo el tiempo para hacernos creer que tenemos todo bajo control.

Hoy me pinta la extinción humana.

Amor.


La boluda.

Lo más gracioso de todo lo gracioso de toda esta "historia" que tenemos "juntos" es que a veces, mientras viajo en el colectivo, me imagino secuencias nuestras. Y se me escapan sonrisas absurdas y espontáneas, siempre. Te odio.
No quiero pensarte más.
(¿Vos me pensás?)

Las yó.

Perturbada emocional. Nerviosa. Soy una ameba violenta. Soy una gelatina, me quiero escabullir entre tus dedos pero no me estás agarrando, así que no puedo.

Lo que creo necesitar: (entre otras cosas) que alguien me pida que no me vaya y que me agarre. Que me lo pida firme y que no me deje ir. Y que me sostenga (esa sensación de levedad cuando dejás todo el peso de tu cuerpo en otra persona es de las cosas que más extraño). Quiero que me necesiten a mí así como yo necesito a todos.

¿Por qué necesito a todos?
Una simple sonrisa y ya te hago mi cómplice. Me gusta la gente que emana cariño sin más. Que no pregunta ni anda buscando respuestas. Yo quiero irradiar luz y sonrisas a todos, pero estoy tan rodeada de gente que parece no tener alma, que me dejo corromper por el tiempo y el espacio, por la muchedumbre, la basura, el humo gris, los edificios altos, las paredes con humedad... Empiezo a nadar en ese mar turbulento que me lleva de costa a costa: en una está la yó feliz y en la otra está la yó frustrada, la de ciudad, la que conocen todos ustedes, la que gana todas mis luchas internas por ser tan grande y tan parecida a todo lo que no me gusta.

Vos. Alma. Pena. Árbol. Llanto.

Sube. Sol. Línea. Arriba.
El cielo, la voz, la canción; el viento.
No llores, no grites. Escuchá,
que el silencio tiene mucho para decir.
No pienses, no esperes.
Mentira,
sí, pensá.
Pensá porque sino después te duele.
Todo tiene consecuencias. La consecuencia de vós es este vórtice.
La concecuencia de este vórtice va a ser otro vós.
Vos. Alma. Pena. Árbol. Llanto. Amor.
¿Amor dije?
Se acabó.

¿Algún día me vas a decir algo?
Yo te digo mi todo.

O mejor no me hables más.
                                          Siento odio.

Perdón y gracias.
                         Me voy a olvidar...
      (lo que va a pasar)                                 (lo que quiero que pase)
   De todo lo que pienso                                               De vos.
    en este momento                      
  del odio, de las ganas                    
de no verte más.                            



No sé si te estoy amando de antemano...

Pared.



Estuve a punto de subir esta foto a Facebook, ese mundo paralelo en donde todo es de todos y todos opinan sobre todos los temas. Pero de repente tuve pánico.
Me dio miedo que vean lo que yo veo cuando miro mi pared: mi personalidad.

Bajón de domingo.

Tengo una pila de dudas y una mochila cargada, pesada, inventada y ficticia. 
Me retuerzo en un espiral de avaricia. Me pierdo mirando mi ombligo, egocentrismo hipocondriaco. 
Yo necesito, él necesita, vos necesitás, yo necesito, yo necesito... ¡Nada! 
Basta de pastillas y propagandas, quiero encontrarme, quiero encontrarte, quiero mirarte sin prejuzgarte.
Basta de todo no quiero nada.

(El plan de la mariposa)

Superfluo.

¿Por qué buscar la aceptación de las masas, del contingente de personas que van y vienen, del cúmulo de seres sin espiritualidad ni emoción?
¿Por qué queremos ser parte? Si el verdadero sentimiento de totalidad se percibe únicamente con aquellas personas con las cuales se nos abre el pecho en dos, como si nuestro tórax fuese un capullo floreciendo, y se nos yergue la moral y la autoestima. Aquellas que logran sacarnos el monstruo de adentro y que no le temen, aquellas con las que se logra la fusión con el todo: el ambiente se transforma en una parte nuestra, los ecos de risas y llantos son el aire que respiramos y del cual vivimos, y los momentos se componen de la extraña y perfecta coacción de lo vivido, las memorias, los tesoros y el presente. No hay más sombras y aunque ellas estarán esperando fuera de la habitación, están tan lejanas que casi no se sienten.
¡Que nos estallen las bocas, el pecho y el vientre! ¡Que nos estalle todo lo que pensamos, sentimos y somos! ¡Que se haga trizas todo y que no podamos volver a ubicar las astillas de nuestro pasado! ¡Basta de relaciones superfluas, afines, y vamos por aquellas indómitas, hermosas, concretas, fuertes! Que no existan más las carcajadas fingidas, pero que exista esa risa que sale de adentro, de nosédónde, de cuando estamos solos y estallados. Que no me mientan, que no me hostiguen. Que se despabilen los neuróticos seres de amor, que se den cuenta que estamos hechos para la vida, y que la vida no es nada si no es con vos. Con todos. De a dos. Sintiendo que tenés un hombro esperándote, sea para lo que sea: para llorar, para recostarte y que te bese, para descansar, para sonreír, para callar. Porque sea lo que sea, amistad o no, pareja o no, vos o yo, que te estén esperando es la única solución para querer seguir. Porque, en definitiva, a nadie le gusta del todo su vida, pero si se la está compartiendo con alguien, vale la pena vivirla.

Alejandra dijo:

(sacado de contexto)

...Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.

Yo en este momento:

no estás completamente inventada
te falta algo, te falta amor


Y mientras suena esa canción, me prendo un sahumerio. Para mí, el sahumerio va a ser el cigarrillo del siglo veintidós, cuando el pucho ya haya matado a muchos y lo hagan ilegal por asesino. 
Me prendo un sahumerio y hablo con Caro que me hace reír tanto, es una genia, todos deberíamos tener una Caro cerca. Hace bien.
Le duele la espalda (a Caro). Y a mí también.
Tengo una contractura que abarca toda mi espalada y es dura como la realidad, o quizás más, como una puerta Pentágono (no exagero, tengo que empezar kinesiología pero me da paja).
¿Por qué todo me da paja? 
En dos días empiezo el colegio. Último año. Me siento grande pero en el fondo sé que soy la nena de siempre. No tengo arreglo. No me molesta seguir durmiendo abrazada a un Pikachu de trapo.
Estoy sentada como indio en la cama, con Charly García cantándome al oído, y mi gato ronroneándome en las piernas. ¿Qué mejor que esto? 
Todo. Cualquier cosa mejor que esta pocilga.
Mi cuarto me tiene harta. Es muy feo porque es la fiel expresión de mí. Y a mí se me nota mucho que estoy sola, entonces mi cuarto lo único que hace es recordármelo. Las paredes tienen dibujos y palabras pero lo único que me dicen es "estás sola". Gracias paredes, sin ustedes no lo hubiese notado.
Estoy desesperada como si tuviera cuartenta años, jajajajajajaja patético, basta.
TE AMO
ah
no, en serio, sigamos:
esta es mi cara en este momento:
y este es mi gato:
y estos son mis padrinos mágicos:
jajajajajaja las amo con toda mi alma.
Volviendo al tema (¿qué tema?), me estoy hartando de apretar la mandíbula sin darme cuenta, de no poder parar el ritmo incesante de mi pierna rebotando contra el piso, de mis dedos lastimados y con las uñas más carcomidas del planeta. Estoy harta de estar nerviosa, esquizoide. Quiero paz. Y no quiero que me la dé nadie porque después se van de repente y me sacan la paz y eso me hace peor que todo. Y me muero sin morir y me abrazo al dolor. Y lo dejo todo por esta soledad.
Soy medio víctima aunque no lo reconozca. Supongo que en el fondo duele intentar no tener emociones. Más que nada cuando tu filosofía de vida se basa en una frase que escuchaste en una canción que te voló la cabeza, que dice más o menos así: "nada hay más cierto que sentir, nadie más que yo sabrá elegir por mí". Nada, basta, me voy a callar la boca porque decir tantas cosas puede ser contraproducente.
Chau.


Un regalito:
Mi Pikachu de trapo y yo.