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Escritura automática I

Encarar las relaciones cada vez con más antipatía parece ser una condición fundamental para mi desarrollo vital. Encarar, sí. Pero dejando un espacio entre cara y cara. Más bien sería bracear o algo así, con alguna extremidad, con algo de distancia, no con la cara; por eso está mal decir que encaro. No encaro nada, quizás me perfilo, pero no encaro. Encarar es de gente segura. Yo, en estos casos, no tengo idea de nada. En la vida yo sí que encaro. En cambio, en las relaciones, me perfilo. Miro desde un micropunto perdido en el cosmos. Miro el horizonte (horizontal, vertical, zigzagueante, verde, violeta, naranja, no, todo azul, veo azul) y veo que todo parece lindo entonces miro y veo, ya lo dije, lo repito porque no sé qué más decir, porque no hago más nada. Soy una espectadora. Mientras tanto la vida transcurre, el tiempo transcurre, vos transcurrís y decidís y hacés y deshacés porque sos libre, sos libre de hacer y decir y crear y construir cuanto se te ocurra acá, en mi Universo, porque yo soy así y me dejo llevar, quizás demasiado ciegamente (paradójico, porque ya dije que lo único que hago es mirar) y a veces camino, camino derecho y vos cavaste pozos, me hiciste una fosa enorme y yo no la veo, porque miro para adelante, pero demasiado adelante, miro (si es que es posible) con la punta de mi nariz, no con los ojos como todos ustedes. Yo no veo lo cercano, no veo el piso, mi mirada está allá: en el cielo, en el futuro quizás, en lo macroscópico, lo gigante, la inmensidad del ser, del espacio, del tiempo, de lo que soy y lo que fui y lo que seré y no. No veo que planeaste todo lo que pasó a mi alrededor. Perdón, no lo veo. Es que me pienso que todos son como yo y que estamos mirando para arriba y que todo pasa y nos pasa. Pero no, vos construiste y derribaste a mi alrededor y yo pensé que eso era "el transcurso". No distingo entre el curso natural y el curso creado ¿Hay curso natural? En estos casos quiero creer que sí porque yo me siento un cuerpo inerte que flota en él, que no sabe, que no decide. Me imagino este transcurso como un espacio infinito, de agua o de aire, como un río, pero infinito y de aire o quizás de agua en el que floto por el aire o tal vez en agua y todo es azulvioleta, ese color que me gusta tanto, que mezcla la noche con la profundidad y que yo siento que es el color de la mente cuando piensa. Entonces decía: me imagino el espacio azulvioleta indefinido e infinito y un aura a mi alrededor, como un campo magnético o como las ondas sonoras, expandiéndose desde mí hacia la nada misma o hacia el todo mismo, no sé, eso no lo sé. Y yo, vagando, flotando, y todo lo que pasa y todos los que pasan y todo, todo, convertido en órbitas y orbitales, girando a mi alrededor, cambiando repentinamente mi rumo, interponiendo o facilitando mi camino, depende. Son los otros los que me deciden, yo no entiendo nada. Y si tengo los ojos cerrados veo mejor, y no hablo, no opino porque no entiendo, yo floto, f-l-o-t-o. Nada más. Pueden hacer conmigo lo que quieran. Así siento mis relaciones, con poquísima congruencia, sin entendimiento lógico, con mucha imaginación, colores y libertad.

Cambió la suerte en el puticlub.


Queremos que nos extrañen
que nos digan que somos mejores
y que nos escriban una canción
tan buena (o incluso mejor) que la que me pasaste
(esa de Los Redondos).

Mientras tanto siento que a mi cama la sobra un espacio y a mi cuello le faltan suspiros.

Mejor sola.

"todo depende mucho de la gente que te rodea
por eso más de una vez elegí no rodearme"

Sesión de terapia.

Tengo mariposas en mi interior. 
¿Que cómo se siente? Raro se siente. Y desesperante. Porque esas cosquillas son energía, que pide a gritos ser liberada, salir de mí expulsada a cántaros y a chorros y a mares. Es medio difícil de explicar, no hay palabras. Sólo es amor. 
¿Que qué más puedo decir sobre el amor? amor. Mío. No lo puedo creer. Son tan pocas las veces que algo es realmente mío... Y ahora no sólo es mío, sino que es lo más grande que puedo llegar a tener. Es amor, amor puro e incondicional, una mezcla entre la pasión más grande que jamás sentí en mi vida y la necesidad de demostrar lo que sé hacer, lo que siento y lo que me importa, a cada instante. Es una construcción. Se empieza, paso por paso, segundo por segundo, desde elegir la banda sonora de nuestras vidas, hasta perfeccionar cada acción que llevamos a cabo durante ella. Y es hermoso ver el resultado final, la suma de lo vivido, lo aprendido y lo logrado. Todos los errores y los problemas superados. Es una obra de arte. Me encanta, lo amo.
¿Que cómo se llama? Se llama aeróbica.