Paseo por el barrio de una ezquizoide.


Calle Monteverde. Por acá camino todos los días cuando vuelvo del colegio a casa. Lo único que
hay son casas repetitivas y naranjos, que veremos más adelante. Lo divertido de caminar sobre
esta callecita es que, si inclinamos la cabeza sobre nuestro hombro derecho, parece que nos fuéramos
deslizando sobre el suelo. No sé bien por qué se produce esta sensación en mí. Supongo que por la monotonía:
se siente como si caminara una y otra vez por el mismo lugar pero, de repente, ya he llegado a casa.

Aquí un naranjo de los que les hablaba. ¿No son hermosos? A mí me expresan una felicidad enorme,
más que nada cuando puedo mirar el Sol a través de ellos. Tienen una energía diferente a la de los
 demás árboles, por lo menospara mí. Me  inspiran, me incentivan. Aunque suene estúpido
que me inspire mirar el Sol a través de un árbol en particular, es mi verdad. 

Esquina de Monteverde y Debenedetti. Justo donde termina la foto está lo que quería fotografiar:
Un árbol de nísperos.
Mi abuelo siempre recogía algunos para mí cuando pasaba por ese lugar.
No pruebo un níspero desde su ida.

Otra vez naranjos. Y el Sol. Hermosos. Fuerza, pasión, vida. Eso son.
Colores tan radiantes -verde, naranja, amarillo, celeste- tan vitales.
La alquimia natural de estos elementos concluye en mí paz interior.

Esta es una palmera que quise fotografiar sólo porque me pareció muy linda. Pero
no soy buena fotografiando, como verán.
Primero, porque iba caminando, no me detuve ni un momento. Segundo, porque me cámara
no tiene pantalla y el visor no altera la imagen con respecto al zoom, por lo tanto, debo adivinar.

Casi llegando a la casa de mi vecina Berenice. Buena niña, si las hay.
Y los naranjos otra vez, que veremos con más detalle en la próxima fotografía.

Esta es mi fotografía favorita.
No voy a volver a explicar por qué.

¿Ven eso? Deben admitir que es hermoso. El naranja es el color de la energía, de lo positivo.
Es el color que quiero ser, es hermoso. Me da paz, felicidad, resguardo, calor.
Bellos frutos de la energía, oh, ¡bellos!

Pareja caminando por Monteverde. Si observan bien, la chica es más alta que el chico.
Jajajaja.
Visión transversal de la calle Bermúdez.
(tomada desde la intersección con Monteverde)
¡Tanto cielo, y mirá vos cómo te encerraste!

Qué cielo, qué árboles. Lástima que también hay edificios y cables arruinando mis paisajes.

Bella esquina de Debenedetti. Fotografía tomada debajo de los naranjos, hacia la casa azul,
bella, feliz, d i f e r e n t e. Rompe la monotonía sin culpa. La destroza.

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