quise escribirte (prefacio)

si es que detrás (o delante) de esta pantalla, de este texto, hay algo (o alguien) que lo está leyendo
le digo (o pido)
por favor

no conozcas las sombras detrás del poema,

no analices por qué el hombre ahora es lobo

ni por qué la niña es muñeca o felino

por qué es devorada

por qué tiene miedo

no te enriedes



podemos (vamos a) entrelazarnos en intertextualidades

y nada más.

silencio, alguien llega.

Yo lamía mis heridas tranquila,
zurcía y mezclaba sangre y saliva.
Yo sola, podía.
Todas mis sombras y yo sola.
Todas dobladas se relamían en mis heridas,
clavaban agujas en mis piernas y mis mejillas
lloraban sus lágrimas dentro de mis agujeros
la sal me comía la carne los órganos el cerebro
ellas hablaban idiomas extraños lavaban sus manos con sangre
temblaban de hambre me ponían fría,
ellas curaban y mordían,
dentro de mi cuerpo se multiplicaban en mi nuca fornicaban
yo moribunda creía
que tranquila mis heridas lamía
que yo
           sola
                  podía.


yo (des)espero.

Hay algo de belleza amorfa en vos, puesto que no la encuentro en tu cuerpo; no la descifro en la forma de tus labios pero sale constantemente de tu boca; no la veo en tus ojos pero ellos parecen mirarla todo el tiempo; no la huelo en tu piel: la huelo en todo el barrio.
Provocación: morderme el labio inferior constantemente como cuando recién aprendía yo, ninña felino, a mirar al lobo a la cara mientras él endulzaba mis sábanas. (O las suyas). 
(me) dio cuenta de una desconexión - casi fatal, estaba yo en coma (inducido) - entre mi cabeza y mi lengua (inflamadas ellas de tan poco silencio).
Soy pa(de)ciente.
Sufro estúpidamente la coronación de los demás animales de diversas especies todos comidos por el mismo lobo y yo no puedo dejar de pensar que fui la primera. Primer presa. Y aquí luego de haber sido deseada querida buscada esperada conquistada comida desgarrada saboreada engullida degradada... Soy materia fecal.

No me puedo dormir y debería, de una vez por todas, despertar.

(entregada al vacío absorbente: la niña felino observa la Luna desde el fondo del pozo y descubre que hay otra forma de mirar). Es que se olvidó su ego en casa.
No sé si abrí los ojos o estoy ciega. 
Tiemblo. Tengo miedo. Aúllo. 
¿Qué voy a hacer, ahora hacia dónde corro? 
Me cansé de caminar coja, herida, mordida. 
He recuperado mi propia pierna y al alba canto y vuelvo a caminar. 
Pero sé que la caída de la noche sucede todos los días y que los lobos están detrás de mí. 
Ahora decíme, por favor, ¿cómo se hace para ser amiga del lobo? 
En realidad quiero hacerle el amor.
¿Cómo hago que la bestia entienda? ¿Cómo le explico mi dolor? ¿Cómo le demuestro que podemos llorarle a la Luna juntos? 

No. Debo llorar en silencio, escondida:
El lobo siente hambre y, antes de morir, preferirá matarme.

mi muerte

Lobo, casi muerto por tu hambre
a pesar de tanta distancia
aun hueles mi sangre.

Aunque la hemorragia no se detiene,
hoy ya no busco una cura:
hay heridas que no tienen sutura.
El frío y la lluvia ya no importan,
entendí que la vida no se acorta,
que no existe el tiempo lineal
sino la consecuencia de toda mi humanidad.

El día en que el animal me alcance
no habrá flor que me adorne
pues no tendré manos ni cabello,
seré polvo, esperando que me vuele el viento.
Y un aullido de lobo hambriento
será acaso el único lamento
cuando al fin descanse, escondida en el silencio.

Enero.

"Fue en verano. La Luna nos miraba y las estrellas llovían. Nos perdimos en un bosque viviente que absorbió nuestras vidas y nos empujó a jugar, despojados de reglas, de palabras, de tiempo, olvidados en una conjunción subalterna de dimensiones abrasantes, profundas, hundidas y entrelazadas como círculos en el viento. El suelo nos expulsó del bosque, como un nacimiento. Hizo surgir del mar un Sol de luz eterna. Fuimos mente, universo, color y polvo. Brotamos. Buscamos respuestas. Encontramos razones."

http://ocasionesespaciales.bandcamp.com/
Capullo desnudo pide vida

aflora un secreto guardado en lo profundo
la clave del llanto es el tiempo de este mundo:
pena eterna del ser humano, autocondenado a lo lineal,
al principio y al final.
Hablé de final cuando siempre me había llenado la boca de infinitos. Hablé de destrucción sin creación, hablé de muerte sin sueño, hablé de amor cuando yo no creo en nada.