silencio, alguien llega.

Yo lamía mis heridas tranquila,
zurcía y mezclaba sangre y saliva.
Yo sola, podía.
Todas mis sombras y yo sola.
Todas dobladas se relamían en mis heridas,
clavaban agujas en mis piernas y mis mejillas
lloraban sus lágrimas dentro de mis agujeros
la sal me comía la carne los órganos el cerebro
ellas hablaban idiomas extraños lavaban sus manos con sangre
temblaban de hambre me ponían fría,
ellas curaban y mordían,
dentro de mi cuerpo se multiplicaban en mi nuca fornicaban
yo moribunda creía
que tranquila mis heridas lamía
que yo
           sola
                  podía.


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