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Grita, llora, reza.

"¡Amén!" grita.
Grita, grita, grita.
Siempre grita, siempre llora.
Siempre reza.
¿Es que nunca se calla esta mujer?

Más fuerte, más fuerte,
a ver si para de gritar.
Más fuerte, más grita.

Más lento entonces,
más despacio.
Y me grita que quiere más.

Le hago caso para que no me siga gritando
y empieza a rezar.
Y no acaba hasta que acaba.

"¡Amén!" girta.
Se acabó, pienso yo.
(Gracias... ¿A Dios?)

Basta.

Triste. Triste me ponen los días grises, en los que no llueve pero tampoco hay sol. Esos días neutrales son el "tal vez" de la naturaleza. Y como a mí no me gustan las cosas indefinidas, tampoco me gustan esos días. Y me pongo triste.
Miedo. Miedo me da necesitar tu hombro para apoyar mi cabeza. Da miedo porque yo no soy de necesitar muchas cosas y ahora, de repente, te necesito a vos, necesito sentir la sonrisa chocando en mi cara, los labios rozando mi frente, los ojos surcando mi piel.
Fácil. Fácil es dudar de todo, siempre, porque sí. Fácil es no dar respuestas o contestar incoherencias o evadir un tema. Sí, eso suele ser más fácil que replantearme las cosas no sólo para sacar conclusiones, sino también para poder decidir.
Reproches. Reproches son los que me cansé de escuchar todo el tiempo: que acá no, que allá tampoco, que por qué esto y por qué lo otro, que te dije que así no, que pin, que pan y que me importa un pito lo que pienses, hacés lo que yo te digo porque Ésta es mi casa o Ésta es mi escuela o porque soy predicadora del absolutismo monárquico y lo pongo en práctica en mi vida cotidiana porque no soy una reina europea del siglo XVIII.
Envidia. envidia es ese sentimiento repugnante que acompañado con el egoísmo corrompe las calmas aguas de este conjunto y contribuye a la competencia y al conflicto social dentro de este grupo reducido al que pertenecemos al llamarnos, los unos a los otros, "amigos".
Repulsión. Repulsión es lo que siento cuando veo las cosas que se hacen y se dicen estas gentes que parecen enamorarse de la mariposa de alas coloridas sólo por sus alas son coloridas. Personas a las que no les importa ni la dignidad, ni el orgullo, ni su propia sanidad mental y se tiran a la pileta aunque ya hayan visto que no tiene agua, sólo por el placer de tirarse y decir que lo hicieron, guardándose para ellos todo el dolor que sienten después. 
Amor. Amor es lo que salvará al mundo, amor es todo lo que necesitamos, amor es lo que corrompe la inestabilidad del ser más estable, lo que ablanda al ser más duro, lo que hace sonreír a cualquiera y lo que nos hizo desparramar lágrimas a todos. Amor es lo más lindo por un rato y lo que más te hace sufrir el resto de tu vida. Amor es eso que nadie puede definir pero todos dicen sentir.
Verdad, verdad es lo único que quiero leer, escuchar y escribir. Porque lo demás ya abruma. Hay que abrir los ojos y dejar de intentar ser lo que no somos, dejar de forzar todo y a todos para que funcionen a nuestro gusto y placer, dejar de idealizar y empezar a actuar, a pensar y a hacer.
Basta. Basta de encontrar en todo un pretexto para no hacer, una excusa para frenar. Basta de quejarse y no hacer nada. Basta de escribir que basta.

Líneas nada más.

Tu cuerpo: 



La obra de arte que vibra, que siente, que se sonroja ante las emociones. La pintura que sabe pintar, la escultura que sabe esculpir. Es la música hecha y desecha, pero también quien la hace y deshace. Y es quien ama y sabe amar. Y quien produce sensaciones, sentimientos y saberes. Es quien intenta y a quien le duele el fracasar, quien se lamenta por no saber volar, quien se limita y reclama libertad.

Son las líneas jóvenes que se acarician con la yema de un dedo, son las marcas que recolectaste al aprender, al reír y al jugar. Es lo que contruíste, lo que destruíste, lo innato y lo adquirido. Son las ganas, la energía y el sudor. Son la fuerza y el trabajo, la valentía y tu entusiasmo. Es todo lo que te recorro hoy, mañana, siempre. Es con lo que odiás, amás, percibís, enseñás. Es la culminación de una metáfora que caracteriza al paraíso. Es el sentido poético del amor en sí mismo, el cuero de una utopía, la figura de un espíritu, de un alma. Es la piel y la cosquilla, el beso y, de la persona, solamente la semilla.

De esa vida extraño.

Tengo tanto de qué escribir. Tanto de qué hablar. Tanto para estudiar.
Vengo y me voy.
Voy a tardar ocho días en subir dos renglones porque voy pasando todo de a poquito.
Le agradezco a mis profesores por ponerse de acuerdo en poner siete exámenes en una misma semana. Ah, y un oral de francés.
Oral de francés. Eso no debería existir.
Además todos dicen lo mismo: "chicos lean todo entero una vez, para entender el texto y después enfóquense en  los conceptos, porque son textos universitarios y les van a costar mucho y blah blah blah y les vamos a romper el orto bien de a poquito para que les duela". Bueno, eso último no lo dicen. Pero lo hacen.
Quiero tener vida.
Vida no de esa de vivir, de respirar. Vida de esa en la que jugás a mirar el sol, a ver quién aguanta más tiempo sin estornudar. Vida de esa en que te tirás en el pastito a dormir y a resecarte al sol, y sentís que la piel se te resquebraja y te acordás de la tierra cuando hay sequía en los campos, en el norte, acá, en Argentina, o de la maceta que tu mamá nunca riega y del lagarto que se sienta en el sol porque tiene sangre fría, dicen los que saben. Sí, vida de esa en la que te tomás el colectivo que dá más vueltas para no llegar a tu casa mientras escuchás música buena y leés carteles y te reís de lo malos que son los publicistas de hoy en día (eso que todo el mundo anda estudiando marketing). Ay, sí, de esa vida en que corrés por la vereda de la mano de tu mejor amiga, gritando que sos libre, capaz medio en pedo, capaz no. De esa vida, linda vida en la que ves a los que querés y a los que no querés no y le das un beso en la mejilla a alguien y vale más que mil palabras y más que mil sensaciones y más que mil vidas de gato (¿mil dividido siete? Bueno, muchos gatos). Ay, la vida, la vida, la que está llena de pasión y esa en que dicen que hay que bailar como si no te estuviesen viendo y trabajar como si no necesitaras la plata y amar como si nunca te hubiesen lastimado
De esa vida, esa vida en la que disfrutás y no tenés que correr atrás de la sociedad. Sí, de la vida a la que yo le digo vida.

Sesión de terapia.

Tengo mariposas en mi interior. 
¿Que cómo se siente? Raro se siente. Y desesperante. Porque esas cosquillas son energía, que pide a gritos ser liberada, salir de mí expulsada a cántaros y a chorros y a mares. Es medio difícil de explicar, no hay palabras. Sólo es amor. 
¿Que qué más puedo decir sobre el amor? amor. Mío. No lo puedo creer. Son tan pocas las veces que algo es realmente mío... Y ahora no sólo es mío, sino que es lo más grande que puedo llegar a tener. Es amor, amor puro e incondicional, una mezcla entre la pasión más grande que jamás sentí en mi vida y la necesidad de demostrar lo que sé hacer, lo que siento y lo que me importa, a cada instante. Es una construcción. Se empieza, paso por paso, segundo por segundo, desde elegir la banda sonora de nuestras vidas, hasta perfeccionar cada acción que llevamos a cabo durante ella. Y es hermoso ver el resultado final, la suma de lo vivido, lo aprendido y lo logrado. Todos los errores y los problemas superados. Es una obra de arte. Me encanta, lo amo.
¿Que cómo se llama? Se llama aeróbica.


Profunda.

Me encuentro en la inmortalidad del pensamiento de otro ser.
Me atravieso como una daga, envenenada, en cuerpo y en alma.
El alma y el cuerpo. La vuelta. El regreso.
No soy yo. Soy el Universo.
Y sin embargo me fijo, me muestro. Y, como nada queda, es un nuevo comienzo.