Profunda.

Me encuentro en la inmortalidad del pensamiento de otro ser.
Me atravieso como una daga, envenenada, en cuerpo y en alma.
El alma y el cuerpo. La vuelta. El regreso.
No soy yo. Soy el Universo.
Y sin embargo me fijo, me muestro. Y, como nada queda, es un nuevo comienzo.

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