responsabilidad

Lo más difícil consiste en entender que la felicidad y la fidelidad a uno mismo son la misma cosa: no hace falta perseguir nada. Están en uno. Dejar la victimización, el síndrome de estocolmo y el sistema de lado, afrontar una realidad única: no hacemos lo que realmente queremos. Mirarse cara a cara con el futuro y con el miedo. Si se pelea contra ellos, se gana. Simplemente dejar las excusas y afirmar que toda responsabilidad es de uno y nada más que de uno mismo. Desde ese momento nos perseguirá un monstruo devastador que nos llevará a la depresión o, indefectiblemente, al cambio. Ese monstruo es la culpa.

La culpa de saber lo que se debe hacer y no hacerlo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario