Capullo desnudo pide vida

aflora un secreto guardado en lo profundo
la clave del llanto es el tiempo de este mundo:
pena eterna del ser humano, autocondenado a lo lineal,
al principio y al final.
Hablé de final cuando siempre me había llenado la boca de infinitos. Hablé de destrucción sin creación, hablé de muerte sin sueño, hablé de amor cuando yo no creo en nada.

buenosaires

Buenos Aires, te camino y te odio. Vos, ciudad melancólica. Melancólica porque gris, sucia, plana, triste. Melancólica porque tus arquitectos, tus autores materiales y tus autores intelectuales, todos, fueron y son unos descontrolados. Melancólica porque tus edificios extrañan sus viejas fachadas,tu gente extraña vivir apasionada y se refugia en la mentira de los medios, de los turistas que dicen que el argentino es apasionado. El porteño no, no mintamos más, te opacaste. Buenos Aires, resentida, ciudad que fue y que ahora busca ser algo que no es, viviendo de las lavadas de cara que le dan sus gobernantes, tratando de ocultar a los indigentes que duermen en las plazas, tratando de hacer que la gente se mienta para no sentirse vacía. La gente como yo (¿qué será "como yo"?) odia Buenos Aires, porque le representa el trámite, el tránsito, frustraciones, trabajos que aburren al tiempo. ¿Cómo se hace para quererte, Buenos Aires? Si te tengo que mirar todos los días. Te miro, te observo y te pienso y a cada momento siento que te quiero menos, con tus miles de soles reflejados en la acera clara, en el edificio espejado, me dejás ciega Buenosaires. Con tus arquitecturas viejas y hermosas pero descuidadas, rotas y sucias. Con tus edificios modernos tapando la vista al río. Con tus vestigios de grandeza, tu olor a basura, tu gente que vive de paso, ni hablar de los turistas, no nombremos las horas pico, buenosaires, somos todos inmigrantes. ¿Cómo quererte buenosaires, cómo hago para extrañarte? ¿Cómo alejarme del centro de las cosas, en torno a lo que todo gira? Yo no puedo y te odio, Buenos Aires.

el sentido

La abreviación del sentido del ser acotado a sólo algunos aspectos, minimizado a la menor cantidad de palabras. Intrincado como sólo lo pueden ser las incógnitas del humano curioso, enfermo, caprichoso. ¿Qué es lo que nos ata a lo que estamos atados? 
Simplificación constante en el sentido explicativo, lo que da como resultante un caos cerebral, una pelea entre la negación y la realidad, entre lo que se siente y lo que se cuenta, entre lo que se ve y lo que se mira. ¿Qué es lo que nos lleva a pensar una cosa, decir otra y realizar una tercera? 
Creerse menos animal por procesar las cosas, analizarlas, volver a un sentimiento una manufactura. Reprimir impulsos naturales, voraces, violentos. Desgarrar el sentido propio buscando caminos que no existen. Actuar como si tener un plan nos diera alguna certeza. Limpiar la conciencia de errores, recordando furtivamente los actos pero no su raíz. Explicando. Justificando.
Pensar las respuestas más sencillas. Tener miedo. Naturalizar. Organizarse. Ser ciego y sordo. Estar frustrado. Creer que es tarde. 

¿Cuándo perdimos la capacidad del acto reflejo? 

vacío

no hablemos de mis sueños pasados
no hablemos de las pesadillas que contuviste con tus propios brazos
no hablemos de mi cuerpo temblando
no hablemos de los elixires de cada uno ni de los vicios
no hablemos de las sonatas ni de los nocturnos
no hablemos de vida ni de muerte ni del más allá
no hablemos de lo que hablábamos y escuchábamos
no hablemos de nosotros, lo compartido, lo vivenciado
no hablemos de ningún futuro, ningún pasado
no hablemos de aquella vez
no hablemos de los ojos, de las miradas
no hablemos de separar el arte del amor
no hablemos de la tibieza, de la pieza, de la cama

no hablemos de nada

en todo sentido

nunca voy a ser tan fuerte como para aguantar el amor

tengo que ahuyentarlo
tengo que liberarlo
tengo que darlo todo

y siempre, siempre me tengo que ir.

Escapar usualmente de las situaciones de protección que produce el cariño, imaginar innecesariamente que eso que siento que el otro siente es mentira. Amo, amo tanto que temo. Temo tanto que parto.

La que fui ayer hoy volvió para llevarme hacia adelante.

Y

yo no digo nombres
yo no sé de sustantivos
de nombres propios

sé definiciones que no sé qué definen

las palabras sólo rellenan espacios vacíos

lo que habla es el movimiento

Y
¿qué mejor forma de estar ausente
que ocupando cuerpo y mente?

Lo banal, lo absurdo, lo insípido de la vida cuando se nos va de las manos y no tenemos el coraje de ir a buscarla. Lo trágico que suena todo cuando se lo nombra y se lo describe. ¿Trágico? En realidad las respuestas siempre están claras, en frente nuestro. Victimizarse se volvió parte de la naturaleza humana, quizás.

yo no nombro
yo no entiendo de cuentos
yo no hablo
yo ordeno

yo designo una letra a cada sonido en mi cabeza, yo escribo y cuantifico, yo destruyo y me construyo, yo armo oraciones sin sentido, sin sintaxis, yo me callo la boca o digo cosas que no importan, yo, yo, yo.
El ego es un aliado en el cual me refugio. Las palabras son un invento innecesario. ¿Por qué siento que debo explicar con palabras lo que siento? ¿Por qué a través de ellas es más fácil entenderlo? ¿Es más fácil? ¿Entiendo alguna vez, algo?
¿Por qué concentrarse en entender?
Sos mi pensamiento más claro. Mi sentimiento más profundo. Sos el paréntesis más extenso y necesario que este texto aburrido necesita. Te convertiste en magia eterna, en recuerdo que vive y late adentro mío incluso cuando estoy con vos. Tengo algunos agujeros negros en mi espacio: ninguno puede absorberte, sos fuerza y existencia clara y precisa. Sos una metáfora que refiere al mar y a las estrellas. Te volviste mi poesía favorita, una canción que me habla de ser y probar, del fracaso continuo como enseñanza eterna. 
A veces también sos mi miedo, sos mi debilidad. Pienso y refiguro mi vida: creo que en este momento la herida que más me podría doler sería la que te hagan a vos. Sólo sé pensar en misterios, en mi inconclusa figuración del mundo, en el espacio y el tiempo, en la duda eterna del infinito, en las galaxias y en el amor. Cosas que no entiendo pero que disfruto. No siento que pierdo el tiempo cuando me pierdo en ellas. Y las encuentro constantemente, entrelazadas: floto en el infinito mismo fuera de todo espacio y tiempo en un simple abrazo, en una compleja reacción química de mi cuerpo cuando el calor de una piel me traspasa los poros.
Lo hermoso de la duda, del no saber, es dejarse arrastrar. No hay posibilidad alguna de herirse más de lo que nos íbamos a herir de todas formas. La caída ocurre, siendo fatal o un simple raspón. Levantarse puede dejar de ser una decisión propia muy rápido. Ese es el miedo, el fatalismo con el que uno condimenta la vida constantemente. Yo, por mi parte, prefiero enfocarme en mantener un desequilibrio entre la duda y lo que debería aprender, entre el misterio y la decisión. Prefiero vivir más el negro presente, el no tener rumbo pero caminar igual. Se vive y se disfruta. Se sufre también, claro, es una vida. Pero mi alma prefiere creer que también el azar me lleva a golpearme, no sólo mis decisiones propias. Quizás piensen que esto es un abandono de responsabilidad por mi parte. Sí. Pero también es una forma de protegerme. ¿Cómo te protegés vos? ¿Cómo cuidás tus rodillas, qué es lo que hacés que te hace sentir más cómodo en la vida? Yo sé perfectamente que las decisiones no pueden no tomarse, pero las minimizo y dejo que el tiempo corra, aprovecho su concepción lineal y lo uso para que me enseñe. Estar bien, estar mal, es relativo siempre, hay aspectos escondidos que sólo el tiempo te enseña a ver. Por suerte (o por decisión propia), no caigo en el cómodo molde de la vida. Yo no me protejo así, no me guardo en ningún lado. Mi forma de vivir consiste en caminar eternamente, lento pero a pasos grandes. Vivir sintiendo solamente, haciendo lo que siento, sacrificando mis escrúpulos y sufriendo a conciencia sólo si sé que por ese camino voy a lograr lo que quiero. Ponerse metas continuamente, de a una, tranquila y fugaz a la vez, me mantengo en la sombra de la luna, me perfilo hacia un mundo onírico, pienso que voy a llegar a otro lugar pronto. No me importa exactamente cómo, no me interesa. Llegaré por algún camino, mis caminos bifurcados, mis pensamientos remotos, viviendo día a día, riendo día a día, sufriendo el día a día. Sufirendo la cotidianidad, sufriendo la ciudad, sufriendo las indiferencias y prepotencias del mundo que habito. Estoy en esta vida para juntar valor, solamente para eso. Juntar valor para partir. 
Por eso mis pequeñas metas requieren pequeños sacrificios. Disimuladamente me estoy burlando un poco de la vida que me trajo (me traje) hasta acá. Me puse frente a ella, la miré entera y escribí esto. Siento que todo se construye de a poco y siento que las dudas no hacen más que frenar esta tarea. No le tengo miedo al futuro, porque es inevitable y no tendría sentido temerle. Prefiero concentrarme en el placer que me causa vivir así, al lado tuyo, descubriendo que sos mi pensamiento más claro, mi paréntesis más extenso, un recuerdo que vive y late en mí, hoy y hasta siempre.

cementerio

me revuelvo el interior constantemente buscando las respuestas que no encuentro desde que tomé consciencia de que las cosas que pasan - que van - que vienen - que están y que no están tienen que ver desde lo más infinito a lo más chiquitito con lo que uno -sientepiensahablaimagina- y busco busco pero sólo encuentro señales
yo.solo.puedo

ver.
ver el pecho más hinchado que nunca

saber qué le sucede:

es que guarda cosas hace tiempo
hay una estampida ahí adentro
duele la tráquea llora cada alvéolo

y escucho que cada gota de sangre se pregunta cómo salir de acá

mi cuerpo me quiere convertir en cemento