Lo extraño de extrañar.

Un viaje en el 203 vacío desentrañó un par de pensamientos muy profundos, muy míos, muy reales. Mirando por la ventanilla las calles que ya conozco de memoria, esta vez empapadas por la lluvia primaveral, pensé acerca de todas esas cosas que se piensan con la melancolía característica de las noche de lluvia. Y enredándome y desentrañando momentos, me dí cuenta que no puedo recordar ni una vez en mi vida en la que me hayan dicho un "te extraño" que en mí haya despertado más que un "yo también" casi automático, escupido sin pensar. Nunca un "te extraño" significó algo para mí, nunca me inspiró nada, nunca esa frase me llegó al corazón. Realmente, no creo que nunca nadie me haya extrañado.
Yo soy de extrañar mucho, no debería extrañar tanto, lo sé. Pero, sin embargo, lo hago. Es que para mí las personas se vuelven indispensables muy rápido. Y digo las personas sin tener en cuenta a los sentimientos y a las sensaciones: hoy, por ejemplo, extraño reírme mirando al cielo, extraño el aire compartido, extraño el calor corporal.
Me planteo si seré una persona "extrañable", si alguien me habrá extrañado alguna vez en su vida y por qué razón lo hizo. Es que no entiendo por qué mis "te extraño" son tan fuertes, tan de verdad, ni por qué todos los demás me suenan tan vacíos, quedan como ecos resonando en mi cabeza (no en mi corazón, en donde los siento yo cuando los digo).

Cambió la suerte en el puticlub.


Queremos que nos extrañen
que nos digan que somos mejores
y que nos escriban una canción
tan buena (o incluso mejor) que la que me pasaste
(esa de Los Redondos).

Mientras tanto siento que a mi cama la sobra un espacio y a mi cuello le faltan suspiros.

¿Me equivoco?

Puedo ver cada uno de mis defectos en vos: el autoritarismo repentino que nos sale en contraposición con la aceptación constante, la poca paciencia frente a ciertas actitudes, la violencia tan reprimida detrás de la máscara de desfachatez y el poco pudor parra decir las cosas. Porque así es como debe ser ¿no? Las cosas dichas como son, con poca vuelta y tremenda crudeza, lo que a algunas personas puede resultarle doloroso o equívoco, pero que para nosotros es una de las leyes básicas de la vida. ¿Para qué garabatear las oraciones, metaforizar cada expresión y hablar en prosa? Si, al fin y al cabo, la gente que lo hace termina por no entenderse, porque las poesías cada uno las interpreta como quiere, como le sale y como le surge. Pero si vamos a hablar entre nosotros y nadie más de sentimientos, no quiero que los malinterpretes, ni que no nos entendamos, ni que entre metáforas nos perdamos. Todo simple y claro, así es mejor. Dicho como se siente a flor de piel, sin decoraciones, sea bueno o malo, sea amor o destrucción.

Entrada sin sentido alguno más que compartir estas fotos:

Parece ser... 


...que estoy entre...


... l u c e s .

Universál.

De viaje a otra galaxia me fui
y entre estrellas me perdí.
Ahora estoy bien, no estoy acá.
Estoy, más bien lejos:
en el E s p a c i o S i d e r a l .



Azul profundo (no veo más que eso y unos pequeños destellos plateados).
Nado (o floto, no sé bien).
Estoy intentando definir la contextura del infinito mismo, mas no puedo.
Será que el Universo lo es todo (líquido, sólido, gaseoso. Materia, alma y sentimiento).
No soportar. De eso se trata todo. No soportar tener que venir al coelgio, no soportar que las clases sean una mierda, no soportar que la gente sea tan estúpida o falsa o mentirosa. No soportar el mal humor que tengo gracias a todos eso. No soportar las idas y vueltas de algunas personas, ni los lamentos constantes de otras, ni los ruidos molestos. No soportar a casi nadie. No soportar nada, porque de un día para el otro la señorita se convierte en un ser frívolo e irritable, trata mal a la gente y se encierra en sí misma sólo porque no quiere superar una necesidad carnal abrumante, casi asquerosa y muy violenta.

Todo se soluciona con sexo. Todo: la frivolidad y la irritación y, por ende, el mal humor, que finalmente concluye en comenzar a soportar, mirarse el ombligo y ser feliz igual.

La historia de mi vida.


Trágica.

No soporto más esta nube negra que tengo arriba de la cabeza. ¿Me la sacás? No, no vas a poder. Mejor ni lo intentes porque te vas a frustrar como me frustré yo tantas veces. Además, que se vaya es cuestión de tiempo. Creo. Ya se me va a pasar... No sé qué, pero ya va a pasar. ¡Qué problema ese! No saber qué pasa ahora. Es normal no saber qué va a pasar. Pero no saber lo que está pasando ahora es trágico. ¿No? Para mí sí. Significa tener los ojos demasiado cerrados. Pero, ¿por qué estarían cerrados mis ojos? Por sueño. O por muerte, la muerte de mi alma, o por lo menos de la parte colorida de mi alma. Porque últimamente ando gris, gris como las nubes, como las de tormenta. 
Re-feo todo, no sabés.
Contame algo que me aburro.